lunes, 30 de diciembre de 2013

La postura de las manos.

Ya vimos en otra entrada la importancia de la postura como vía para acceder a la armonización de los hemisferios cerebrales. En este sentido están los mudras, las técnicas de meditación, yoga, el Método MIR, posturas orantes o Psych-k. En estas técnicas y en otras tantas se hace hincapié en la necesidad de unir y armonizar la postura de las manos para:
1. Crear sensación de protección, aceptación, confianza y tranquilidad.
2. Armonizar el tono muscular: ni demasiada relajación ni demasiada tensión.
3. Comunicar y equilibrar los hemisferios cerebrales.
4. Guiar la postura adecuada.
5. Guiar a la mente y al cuerpo a crear pensamientos y sensaciones.
6. Condicionar futuras respuestas fisiológicas.
7. Coadyuvar mediante una especie de sinestesia al punto 5.


domingo, 22 de diciembre de 2013

Realismo constatativo

El gran psicólogo y teólogo alemán Eugen Drewermann plantea en muchos de sus libros la idea de que la Biblia, en general, y el Antiguo Testamento, en particular, usan figuras, metáforas, parábolas o ejemplos imbuidos de  realismo constatativo, esto es, ejemplificar las consecuencias de nuestros actos no sólo para nosotros sino para las futuras generaciones. Así en su libro "Los Diez Mandamientos: entre el Precepto y la Sabiduría" plantea que "Dios se limita a describir lo que ya ha comenzado a ser a resultas de la conducta del hombre. El castigo es la consecuencia lógica de lo que sucede cuando ciertas cosas se hacen radicalmente mal."


Muchas veces nuestros traumas y dolores, nuestra programación autodestructiva y dañina, provienen de una herencia que recibieron nuestros padres, familia y sociedad: guerra, hambre, miseria, desesperanza, marginalidad... Por ello, nuestra labor con nosotros mismos es desentrañar, en tales casos, las claves de un tiempo, desanclar el peso del tobillo de nuestros antepasados y entender la intrahistoria que corre por las venas de la Historia, con mayúsculas.
Para terminar me permito mostrar un vídeo musical subtitulado del tema "The Final Cut" del disco homónimo de Pink Floyd (1983). En él el autor de la obra, Roger Waters, expone, en el contexto de la Guerra de las Malvinas, el dolor de los hijos de los combatientes en la II Guerra Mundial, y en el tema el sufrimiento y trauma presentes en todos ellos.


viernes, 20 de diciembre de 2013

Ananda

Se atribuye a Buda una cita destinada a su primo y seguidor Ananda: "sed vos en vos mismo, oh Ananda, vuestra propia luz". Encarna tal recomendación un consejo básico para cualquier persona que inicia un camino de optimización, perfeccionamiento e, incluso, cambio: la necesidad de tener nuestro propio norte y criterio, fomentar nuestro diálogo interior y propioceptividad. En efecto, cualquier técnica, camino, procedimiento o vía que tomemos para tal fin ha de estar presidida por nuestro norte y la percepción de nuestras propias sensaciones y sentimientos, para ajustarla a nosotros y, sobre todo, para que se evite el peligro de la alienación, el seguir un camino que a otros les pudo servir, sin duda, pero que de no ajustarse a nosotros equivale a asumir tener ser como el otro, a interiorizar una ortodoxia que no es tal.

domingo, 15 de diciembre de 2013

El timo de ser positivo.

Hoy día muchos gurús de la autoayuda y de la asistencia clínica, incluso, hacen énfasis en ser positivo. La idea básica, grosso modo, consiste en forzarse, pese al subconsciente, el entorno o el sentido común, a ver que hay algo bueno en casi cualquier situación, que todo va a salir bien o que vamos a ser capaces de superar los problemas que nos afligen. La lógica nos hace ver, en primer lugar, que tal cosa no es así y que constituye un pensamiento psicopático considerar que solos, con la ayuda de vernos capaces de todo, vamos a superar todos nuestros problemas.
Pero, desde el punto de vista en el que está enfocada la labor de este blog, se obvia un aspecto crucial por parte de estos magos del pensamiento positivo: la programación subconsciente, el enfoque que genera y la retroalimentación de la que provee. Forzarnos contra ella supone condenarnos a un final que sea una lucha sin cuartel extremadamente desigual y que conllevará, en primer lugar, la pérdida del reverso positivo de nuestra personalidad -no su optimización- y, en segundo, una merma considerable en nuestra capacidad de resistir y nuestra resiliencia.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Líneas maestras (II)

1. El acceso a nuestra mente subconsciente y sus fórmulas debe hacerse de forma no invasiva, esto es, contando con su función defensiva.

2. La mecánica del cambio debe articularse contando con la unidad mente-cuerpo, con actividades y/o posturas que impliquen armonía (no excesiva relajación) y una adecuada atención.

3. En esta situación de armonía podemos aproximarnos a un estado de duermevela o de ondas theta que nos posibilite emplear propósitos que dirijan nuestras creencias hacia una reprogramación del subconsciente.

4. Debemos refrendar en un nivel consciente todos los cambios que hagamos. Para ello tenemos los pequeños cambios que impliquen a nuestro contexto: hábitos que, por muy insignificantes que parezcan, son como piezas del rompecabezas que hacen mutar las relaciones entre el resto y propiciar un posible cambio a gran escala.

Un segundo más.

Es comúnmente conocido el dicho de que la diferencia entre un hombre normal y un valiente es sólo aguantar un segundo más. En un proceso de cambio, como hemos visto, es necesaria una determinación consciente que acompañe a la técnica o técnicas a usar para reprogramar el subconsciente. En efecto, tomar conciencia y dar una dirección es esencial para vernos, descubrirnos, comprometernos y motivarnos. Enfrentar sólo un poco más con entereza y determinación esa situación en la que sufrimos nos proporciona todo ello.

La plasticidad del ser humano es innegable. Hay un refrán que viene muy oportunamente al caso: “que Dios no nos mande todo lo que podemos aguantar”. Ese segundo de más abre muchas puertas dentro de nosotros.

domingo, 24 de noviembre de 2013

El Entrenamiento Autógeno.

El Entrenamiento Autógeno (EA) fue creado por el neurólogo alemán Johannes Schultz en los años 30 del pasado siglo como una técnica terapéutica para la relajación, la modificación del subconsciente y la exploración del mismo. Se trata de un ejercicio basado en prácticas tradicionales (yoga, meditación) y en descubrimientos que tan en boga estuvieron desde finales del siglo XIX gracias a la investigación sobre la sugestión y los procesos neurológicos generales.


La técnica que el Dr. Schultz diseñó se basa en generar a través de la repetición de fórmulas mentales los pasos fisiológicos que se producen al entrar en el estado de duermevela. Así pues, el sujeto se tumba bocarriba, o se sienta dejando caer el tronco sobre los antebrazos apoyados en las piernas, y va repitiéndose a sí mismo, de forma positiva, sensaciones que pretende ir generando. En caso de que el sujeto no sea capaz de generar la respuesta fisiológica pretendida debe, antes de cada sesión, estimular tal efecto para generar un contenido de memoria fisiológica. Por ejemplo, si trata de que se produzca una vasodilatación periférica a través de la sensación de calor y no lo consigue, antes de cada entrenamiento vertirá agua tibia sobré los antebrazos, manos y pies para que cuando llegue la sesión genere tal sensación con facilidad.
Al principio de la técnica se irán repitiendo los pasos primero en las extremidades (siguiéndose el orden que se crea oportuno) convergiendo finalmente en el tronco. Conforme se vaya practicando se va llegando a una conversión autógena automática, es decir, el mero hecho de pensar en la palabra calor con tres o cuatro repeticiones crea dicha sensación (mi brazo… está caliente → mis miembros están calientes →calor).
Schultz dividió en dos grados su técnica. En el inferior conseguimos la relajación y formulamos propósitos para modificar el subconsciente y en el superior realizamos visualizaciones para conocer nuestro subconsciente y a nosotros mismos en general.


Grado inferior:

Inicio: Nos repetimos unas diez veces “estoy muy tranquilo y sosegado”. Al principio puede ser aconsejable repetir tal fórmula después de cada uno de los pasos abajo detallados. Cuando vayamos adquiriendo dominio sobre la sensación pasamos a “tranquilidad”.
1º Sensación de peso: se consigue la relajación muscular. Nos repetimos unas diez veces “mi brazo/pierna derecho/izquierdo está pesado”, pasando a todos los miembros y generalizando al tronco. Cuando vayamos adquiriendo dominio sobre la sensación pasamos a “estoy pesado” y de ahí a “peso”.
2º Sensación de calor: se consigue una vasodilatación periférica. Nos repetimos unas diez veces “mi brazo/pierna derecho/izquierdo está agradablemente caliente”, pasando a todos los miembros y generalizando al tronco. Cuando vayamos adquiriendo dominio sobre la sensación pasamos a “estoy agradablemente caliente” y de ahí a “calor”.
3º Sensación de ritmo cardíaco armónico: se consigue tranquilizar el ritmo cardíaco. Nos repetimos unas diez veces “mi corazón late tranquilo y vigoroso”. Cuando vayamos adquiriendo dominio sobre la sensación pasamos a “corazón”.
4º Sensación de respiración armónica: se consigue sosegar el ritmo respiratorio con profundidad. Nos repetimos unas diez veces “respiración muy tranquila. Cuando vayamos adquiriendo dominio sobre la sensación pasamos a “respiración”. Es necesario remarcar que el mero hecho de observar el ciclo inspiración-espiración sosiega de por sí.
5º Sensación de calor en el plexo solar: se consigue enriquecer la circulación en ese lugar del abdomen. Nos repetimos unas diez veces “mi vientre irradia calor”.
6º Sensación de mejora de circulación en la cabeza: se consigue armonizar la circulación, evitando que se congestione y se produzca sopor. Nos repetimos unas diez veces “mi frente está agradablemente fresca”.


Los propósitos:
Se trata de repetirnos - al principio después de cada paso del ejercicio y, posteriormente, cuando hayamos alcanzado la conversión autógena - unas diez o quince veces una fórmula para cambiar algo que esté anclado en el subconsciente y sepamos que nos produce un mal. El campo de acción es muy extenso, por tanto. Un ejemplo puede ser para evitar comer en exceso. Usaríamos, por ejemplo, el propósito “me siento a comer muy tranquilo”, o “comer despacio es muy fácil y agradable”, o “es fácil y agradable comer lo justo”. Schultz insistía en la necesidad de que fuesen propósitos en positivo, esto es, sin usar negaciones. Hay, no obstante, posiciones divergentes, por lo que parece aconsejable empezar por los positivos hasta alcanzar cierto dominio y luego jugar con la posibilidad de combinarlos con los negativos.

La práctica del nivel inferior se realizará en tres sesiones diarias, una al levantarnos y otra al acostarnos -aprovechando la entrada y salida al sueño- y otra a mediodía.

Grado superior.

 Se trata de trabajar con la visualización. Una vez completado el grado inferior empezamos a trabajar con imágenes. Al principio podemos visualizar un color, un objeto sencillo, un detalle, un paisaje y posteriormente un concepto. Desde este punto empezamos a trabajar con escenas y, finalmente, con objetivos, por ejemplo, sumergirnos en el mar para encontrar un tesoro tratando de representar así la inmersión en nuestro subconsciente y la exploración de lo que hay en él.
Una vez llegados al grado inferior nos repetimos “ante mis ojos se desarrolla una imagen”, “ante mis ojos se desarrolla…”.

El campo de aplicación de esta técnica es enorme y los resultados muy satisfactorios. Me permito recomendar el libro del Dr. Hannes Lindemann “Entrenamiento Autógeno. El Mejor Sistema de Relajación”, Col. Saber Más, Ed. Plaza y Janés, 1990.










domingo, 27 de octubre de 2013

Cuidados paliativos.

Cualquier problema de corte afectivo tiene una expresión física de orden complejo que se suele desarrollar de forma orquestal. Si excluimos, obviamente, problemas de etiología puramente fisiológica, nos encontramos de bruces con que cualquier problema afectivo y su expresión física arranca de nuestras creencias y con cierta frecuencia de las más profundas. Por lo tanto, cualquier terapia, consejo orientador, sugerencia o práctica que no arrance del punto de partida está destinada, en el mejor de los casos, a ser un simple -pero no por ello desechable, ni mucho menos- cuidado paliativo. Así pues, el consejo de un amigo, cónyuge, padre, abuelo, hermano o familiar cobra una importancia -frecuentemente- radical, porque parte del conocimiento que de nosostros tiene/n y, por ello, de nuestro sistema de creencias, que muchas veces se nos antoja invisible, pero que se muestra en la intimidad a través de qué decimos, cómo, cuándo y del lenguaje no verbal.

domingo, 6 de octubre de 2013

El mensaje del cuerpo.

Nuestras creencias determinan nuestra visión del mundo y se retroalimentan con nuestros actos. Todo ello se traduce en una actitud ante la vida y nosotros mismos que se revela en una actitud tónico-postural. De esta forma, excluyendo cuestiones patológicas como escoliosis, cifosis, lordosis, etc, el reconocimiento de los lugares donde se producen contracturas o malas posturas en general, puede revelarnos qué pensamientos anidan en nosotros.

 Para ello basta con tensar o destensar -al modo del relajamiento diferencial o progresivo de Jacobson-zonas de nuestro cuerpo y notar el alivio que ello produce. Donde notemos más descarga es donde más contraemos los músculos. Al ser capaces, posteriormente, de destensar esa parte recibimos una doble información: la de cuándo la contraemos y la de qué notamos al contraerla y al destensarla.
Todo ello nos va a ofrecer una ayuda a la hora de determinar nuestras creencias y pensamientos automáticos.


domingo, 29 de septiembre de 2013

Propósitos y pensamientos automáticos.

La idea esencial cuando formulamos un propósito es reprogramar el inconsciente. Este actúa a través de pensamientos automáticos que son muchas veces indetectables, formando un repertorio de corte adaptativo con la única misión de la supervivencia. Un ejemplo de esto puede ser la capacidad que tenemos para superar ciertos retos. Hemos desarrollado un repertorio de creencias que actúan de forma automática, dándonos el poder y los mecanismos para superarlos. Ahora bien, estos pensamientos automáticos pueden ser programados desde nuestra infancia -como hemos visto- con un poder autodestructivo. Un ejemplo bastante socorrido es el "no puedo" que nos decimos ante situaciones en las que sabemos, y nuestro entorno significativo sabe, que estamos capacitados con holgura para superarlos.
En ese entorno entran los propósitos: se trata de reprogramarnos -valga el ejemplo de Coué, aunque iré exponiendo otros más desarrollados- para que el mensaje sea optimizador, de crecimiento, de adaptación. Se suele decir que los propósitos han de ser formulados de forma positiva (esto es, sin negaciones), aunque si somos capaces de dotarnos de un amplio repertorio de propósitos positivos conseguidos podríamos introducir alguno negativo conviviendo con uno positivo (por ejemplo para evitar la opinión cáustica de un desanimador profesional: "mi opinión es centrada y valiosa, ignoro la de x").
En todo caso, como ya he venido señalando, el quid es cómo acceder al software del inconsciente. He ahí una cuestión que iré desarrollando.

domingo, 22 de septiembre de 2013

¿A quién amamos cuando nos amamos a nosotros?

Muchos gurús de la autoayuda proclaman de forma cansina la necesidad imperiosa de amarnos a nosotros mismos, lo cual -dicho sea de paso- es nada con sifón, puesto que el "yo mismo" no deja de ser algo laberíntico.
Podríamos decir que ese yo es grosso modo una conciencia de nuestra mente, cuerpo, historia personal, memoria genética (esto es, memoria de la especie) y condicionamientos genéticos. Se produce a un nivel consciente y otro subconsciente (el más fuerte, como hemos visto). Pero no podemos obviar la vis social del ser humano, para la cual -como cualquier otro mamífero- está programado.
Todo es un conjunto, pero partimos de la base de que la mente es el cerebro. Ahí es donde entra en juego el enorme poder subconsciente para limitarnos y sus consecuencias a nivel consciente. Ello implica la creación de un rol, un personaje o una máscara, que es la que -siguiendo tan vago consejo- acabamos tratando de amar.
El amor a uno mismo, auténtico y radical, es connatural al ser humano sano. No se dirige a ese yo construido, ni a un yo externo, de lo que podemos colegir que amar es amarse a uno mismo.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Coué: la autosugestión y la formulación de propósitos.

Émile Coué fue un farmacéutico y psicólogo francés. Fascinado por la hipnosis que tan en boga empezó a estar en la Francia de la segunda mitad del siglo XIX, descubrió que formulando propósitos positivos sobre un aspecto concreto, de una manera relajada y próxima a la duermevela, de una manera constante y repetitiva, se conseguía el cambio.



Esta simple técnica de autosugestión influida por prácticas hipnóticas y yóguicas tuvo gran auge y un éxito considerable, tanto en cuanto a sus seguidores como a sus resultados.



Un ejemplo puede ser el nocivo hábito de fumar. Si nos formulamos propósitos como "fumar me es totalmente indiferente" en una situación relajada varias veces al día, empezaremos por condicionarnos y sugestionarnos de tal forma que tal propósito se acabe cumpliendo.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Líneas maestras

Llegados a este punto podemos esbozar ciertas líneas maestras sobre qué podemos hacer para sanar esos artículos de fe que nos dañan y nos condicionan.

1. El acceso a nuestra mente subconsciente y sus fórmulas debe hacerse de forma no invasiva, esto es, contando con su función defensiva.

2. La mecánica del cambio debe articularse contando con la unidad mente-cuerpo, con actividades y/o posturas que impliquen armonía (no excesiva relajación) y una adecuada atención.

3. Debemos refrendar en un nivel consciente todos los cambios que hagamos. Para ello tenemos los pequeños cambios: hábitos que, por muy insignificantes que parezcan, son como piezas del rompecabezas que hacen mutar las relaciones entre el resto y propiciar un posible cambio a gran escala.

martes, 3 de septiembre de 2013

Desanimadores profesionales.



Así, de sopetón, nos encontramos con esta imagen de la interesantísima web www.desmotivaciones.es, en la que se refleja a la perfección la idea de la entrada: ese grupo de personas que nos rodean, que muchas veces forman parte de nuestro entorno, cuya opinión refuerza, confirma e incluso articula nuestra zona de confianza. Estos boicoteadores, saboteadores e incluso vampiros emocionales buscan reforzarte en el rol que has adquirido, en tu asunción de lo que eres y es el mundo. Los motivos son varios: perversidad, incapacidad de aceptar el éxito y progreso ajeno o inseguridad (un cambio en ti puede suponer un cambio a un entorno al que tienen apego). En todo caso lo fundamental es señalar por qué son tan devastadores. La razón parece evidente: son el refuerzo de aquello que nos limita y que está en nuestra programación. Mejorar y crecer como seres humanos nos va a inmunizar contra estos desanimadores profesionales, pero hasta que lleguemos a un punto de estabilidad nos van a seguir influyendo.

miércoles, 28 de agosto de 2013

El cambio consciente.

Nuestras creencias se traducen en un sistema de hábitos que nos definen y, a la vez, configuran el mundo. Estos hábitos refuerzan nuestras creencias; nos enseñan lo que queremos ver. A partir de aquí, el trabajo que hagamos para corregir nuestras creencias inconscientes se traducirá en un cambio de hábitos. En general no podemos cambiar conscientemente todo lo que es inconsciente. Sería una labor titánica y casi imposible. Pero cambiar un hábito, por pequeño y fácil de corregir que sea, introducirá un retoque, mayor o menor, a todo nuestro sistema de creencias sobre nosotros y el mundo y será un refuerzo al cambio en el incosciente, una gran motivación que mejorará nuestro autoconcepto.
Un ejemplo gráfico será aquella persona que tiene ataques de ira. Los motivos inconscientes están ahí y deben ser tratados en tal contexto, pero ser capaz de aguantar por lo menos unos segundos la ira reforzará tales cambios, hará que dicha persona se vea más fuerte y estará más motivada.

domingo, 25 de agosto de 2013

Unidad.

Toda técnica, terapia, camino, vía, etc. debe tener en cuenta la unidad del ser humano. Por tanto, debemos tomar en cuenta nuestro cuerpo, mente, afectividad, postura y la comunicación entre la mente y el cuerpo.
Esto no es nada sofisticado ni novedoso. Ya existe en las formas de oración (la oración musulmana, el unir y/o entrelazar las manos en la oración cristiana...), de meditación (el zazen en el que se armoniza una postura equilibrada que implica las mitades del cuerpo, la columna, la visión, la percepción en general...) o el Hatha Yoga.
En tal equilibrio nuestras mitades corporales, relacionadas con la mitad derecha del cerebro (intuitivo, holístico) y la izquierda (racional, analítico) entran en armonía. Nuestro cuerpo y nuestra mente interactúan y aparece un estado entre lo consciente y lo inconsciente, una activación de la atención sobre todos los procesos mentales, físicos y externos.

                                       
                              
                             
                           

miércoles, 21 de agosto de 2013

PNL

La Programación Neurolingüística ha venido subrayando durante bastante tiempo que el ser humano tiene tres sistemas de representación: visual, auditivo y kinestésico. Esto es, conformamos nuestra percepción y nuestra representación de la información (tanto exterocepción -lo externo- como propiocepción -dentro de nosotros-) visualmente, auditivamente o kinestésicamente (movimientos, sensaciones...) Aunque los tres coexisten, dependiendo de diversos factores uno de ellos prevalece sobre los otros dos en cada persona.
La información afectiva, la escritura de nuestro software, ingresa en nosotros y es representada de esa forma. Podemos verla representada como un sonido, una imagen o una sensación/movimiento.
A partir de ahí debemos colegir que la manera de entrar en nuestro software para optimizarlo debe ser a través de estas vías y, particularmente, la preponderante.

sábado, 17 de agosto de 2013

Ondas theta.

La actividad eléctrica del cerebro puede medirse en determinadas tipos de onda según un corchete. Las ondas theta, que se relacionan con los estados de duermevela o hipnosis, adquieren especial relevancia en la construcción de nuestra personalidad, nuestros traumas y nuestras creencias. Estas ondas están presentes de forma capital en los primeros seis años, aproximadamente, de vida del ser humano. En este estado "prehipnótico" adquirimos vivencias, mensajes, calificaciones sobre nosotros, etcétera, sea por aprendizaje directo o  vicario. A partir de aquí y nuestras experiencias más significativas se va desarrollando nuestra autoimagen en una especie de retroalimentación en espiral, es decir, según te veas a ti y al mundo, así encontrarás y acabarás confirmando  lo que ya creías. Así pues, las ondas theta son un elemento del lenguaje de ese software que compone nuestra personalidad.

miércoles, 14 de agosto de 2013

¿Quién nos programa?

La programación de nuestro software viene condicionada por muchos factores, como ya hemos estado viendo. No obstante, nuestra mente, en su función básica pronosticadora, busca una causa.
Realmente es complejo determinar un solo agente, pero el social parece el más básico. El social en toda su extensión, pero particularmente, las interacciones afectivas en nuestro entorno significativo durante los primeros años. En efecto, nuestra familia va condicionando nuestra visión de nosotros mismos y el mundo, nuestras afirmaciones y pensamientos automáticos que, como hemos visto, condicionan nuestra propia realidad a través de la retroalimentación (profecías de autocumplimiento). La cuestión es saber de dónde viene el software de nuestros padres y, lo que es obvio, qué mecanismos de adaptación social y biológica tienen. La cadena puede llegar a ser muy larga.

sábado, 10 de agosto de 2013

Profecías de autocumplimiento.

Cuando tenemos creencias sobre nosotros mismos o el mundo enfocamos nuestra atención en la dirección que ellas marcan. Así, el optimista verá el vaso medio lleno al enfocar el mundo como un lugar lleno de esperanza y a sí mismo como alguien capaz y digno de ser feliz, y el pesimista medio vacío al enfocar el mundo como un lugar hostil y a él mismo como alguien incapaz e indigno de ser feliz.
Esto son las profecías de autocumplimiento. El pesimista enfocará mal sus relaciones, se centrará en lo malo y obtendrá las lógicas consecuencias, que valorará peor aún de lo que cualquiera haría. Al contrario le ocurriría al optimista, evidentemente.
Ello no quiere decir que al optimista puedan acontecerle adversidades, claro está. Pero su valoración de sí mismo y el mundo será diferente. Sufrirá menos, su reacción será más eficiente, su resiliencia fuerte y su recuperación mejor.
Ahí topamos con el meollo del problema: nuestras creencias y su génesis.

viernes, 9 de agosto de 2013

Un cerebro hecho para pronosticar.

El estudio del cerebro es una aventura complejísima. Su relación con la mente es algo bastante prolijo y complicado. No obstante, recientes estudios sugieren que la mayor parte de la actividad de nuestro cerebro está destinada a pronosticar. Presenta esto una vis introspectiva e, incluso, imaginativa. Esta conclusión tiene una lógica aplastante: ser capaces de pronosticar e imaginar nos ha hecho supervivientes.
Pero un cerebro así dirige la atención a la deducción o la inducción, enfoca su actividad a la creación/verificación de hipótesis. Mientras con el hemisferio izquierdo analiza da soluciones globales, holísticas, imaginativas e intuitivas con el derecho, de una manera simbiótica con el inconsciente. Tenemos así, pues, una herramienta de supervivencia francamente poderosa.

miércoles, 31 de julio de 2013

Los pétalos caídos no retornan a las flores.

Existe un pequeño cuento zen en el que un monje pregunta al maestro si tras la iluminación uno sigue siendo el mismo, y el maestro responde con la frase que reza en el título de la entrada. Cuando enfocamos nuestra mejora, sanación o curación nos encontramos con una cierta reacción defensiva a través a un apego a lo que creemos ser y nuestros atributos (físicos, materiales, sociales...). Esta defensa de la personalidad es lógica, pues con ella hemos de contar siempre.
La cuestión no es lo que perdemos, sino lo que tenemos. Lo que apreciamos de nosotros es aquello que creemos que nos proporciona afecto, estabilidad, amor, felicidad, alivio... En primer lugar hay que ver si realmente nos aportan tales cosas y en segundo darnos cuenta de que son esos sentimientos, certezas, seguridades y conocimiento lo que buscamos. Es decir, buscamos la felicidad, no aquello que creemos que nos la da.

domingo, 28 de julio de 2013

La defensa.

Nuestra personalidad es el resultado de una serie de procesos, los cuales solidifican unas características que conforman un sistema. Se alimentan de nuestras primeras vivencias, tanto directas como vicarias, de nuestras experiencias y nuestras decisiones, formando una sólida estructura que se define a sí misma, al individuo y al entorno en toda su extensión.
La primera característica que nos puede llamar la atención de la personalidad es su función adaptativa. Es nuestra llave para encajar en el entorno. Esta característica lleva a una segunda función: la defensiva.
El problema es que muchas veces, nuestras creencias nos generan, como hemos visto, sufrimiento. Ese problema se agrava con la defensa que hace nuestra personalidad.
Todo camino que elijamos debe contar con esta defensa, es decir, no ser invasivo, sino aliarse con la personalidad.

jueves, 25 de julio de 2013

Con todo nuestro ser (el fracaso de muchos manuales de autoayuda)

Nuestras creencias se muestran en todo nuestro ser: nuestros pensamientos en general, opiniones, sensaciones... Es desde un punto de vista integral desde el que tenemos que enfocar la sanación o la mejora. Incluso si enfocamos tal cometido desde una perspectiva, digamos, mental no podemos obviar que lo que  grosso modo llamamos yo es la punta del iceberg y que sólo en lo consciente, donde está la atención, no podemos solventar estos problemas.
Abundan de un tiempo a esta parte muchos libros de autoayuda que focalizan la mejora desde el consciente. Un ejemplo de la perspectiva que muchos de estos libros tienen puede ser el lema tan manido de "piensa en positivo". Realmente, la idea es que el consciente obligue a todo nuestro ser a ser positivo, ignorando el inconsciente, las sensaciones, etcétera.
Pensemos en una persona que tiene miedo a hablar en público porque sus padres le conminaban a ser silencioso. El mensaje que queda en el niño es que es malo hablar en público e identifica satisfacción con guardar silencio. Ahora tiene que enfrentarse a una exposición oral y no cesa de insistirse, de modo consciente, en ser positivo, a base de repetir conscientemente lemas en tal sentido. A la hora de enfrentarse al auditorio la cascada de pensamientos automáticos (incoscientes) y sensaciones concomitantes le hace sufrir sobremanera y seguramente boicotearán su exposición.

martes, 23 de julio de 2013

Responsabilidad.

Con frecuencia nos encontramos haciendo, diciendo, pensando o sintiendo cosas sin que realmente hayamos sido nosotros, en el sentido más coloquial del término, sus autores. Palabras mal dichas o a destiempo, actos involuntarios deplorables, comentarios, vicios, adicciones de todo tipo... Cuando tratamos de examinar qué o quién los ha provocado nos encontramos con una maraña, con una zona oscura. Nos atribuimos la autoría de tales hechos, no sin razón, pero hay un impulso detrás cuyo origen ignoramos. Es ese el territorio del inconsciente, donde archivamos esos mensajes, sensaciones, sentimientos que actúan como motor de tales actos.
Por tanto, nuestro deber es ajustarnos a un código moral objetivo, asumido por nosotros y en nuestras coordenadas, a pesar de todo lo que hay detrás. De otra forma sería imposible vivir y convivir. Pero esta dualidad general un conflicto, una tensión.
A la hora de intentar sanar aquello que yace detrás de nuestros actos -tal y como hemos estado viendo- debemos saber que esa programación no es nuestra culpa, pero que tenemos la responsabilidad de implicarnos, día a día, en su curación. Es totalmente estéril una perspectiva pasiva en la que somos beneficiarios del cambio, pero no agentes. Vías hay para salir de este atolladero, pero todas pasan por la implicación personal diaria, por ser agente y meta de la sanación.

domingo, 21 de julio de 2013

El software de nuestra personalidad.

Nuestra personalidad puede asemejarse a un software. Al menos para entender una complejidad de procesos y programas que ocurren bajo la fachada de unos comportamientos, actitudes o rasgos. Al igual que cualquier sistema operativo, nuestra personalidad nos muestra un escritorio, unos programas, un administrador de tareas, etc.
Cuando nuestra personalidad nos daña podríamos hablar de un fallo del software (un virus, troyano, bug o cualquier otra circunstancia). Aplicamos programas como antivirus, limpiadores de caché, desfragmentadores sin resultado. Ahora imaginemos que somos avezados programadores y que entramos en el software del sistema operativo, vemos esa lista de comandos que lo conforman, detectamos el problema y lo solucionamos. Lo mismo puede aplicarse a esa parte de nuestra personalidad que nos hace sufrir.

sábado, 20 de julio de 2013

El dolor es inevitable; el sufrimiento es opcional.

Es una frase atribuida a Buda. El dolor es consustancial a toda forma de vida, ya sea físico o emocional. Cabe, por tanto, entender el sufrimiento como nuestra opción ante nuestro entorno, nuestra actitud hacia las cosas.
Cuando se sufre se da por cierto que no existe otro camino que ése. Pero siempre hay alternativas.

jueves, 18 de julio de 2013

El autosabotaje.

El autosabotaje es sentido como algo superior a nosotros mismos; no lo controlamos, pero está en nosotros. Es una parte de nuestra mente, en general, que se nos escapa; nos habla con nuestra voz, en él reconocemos parte de nosotros mismos, pero no somos nosotros enteramente. Nos boicotea, nos traba, nos zancadillea y nos amarga la vida.
¿De dónde viene el autosabotaje? Viene de nuestras primeras vivencias -aquellas que forjan nuestra personalidad- o de fuertes traumas. Se comporta como una respuesta o pensamiento automático y actúa inopinadamente, al menos en apariencia.
El autosabotaje y los pensamientos automáticos en general, nos dan pistas sobre nuestras vivencias más significativas, las que han forjado nuestra personalidad.

martes, 16 de julio de 2013

Adictos a la infelicidad.

La zona de confianza -o como se quiera llamar- consiste en un recinto conocido y familiar donde deambulamos con cierta soltura. En cierta forma seríamos como los espectros: repetimos las mismas acciones una y otra vez. Pero pocas veces nos paramos a pensar qué beneficio obtenemos de ello, qué provecho sacamos de comportamientos, actos, actitudes o reacciones que sólo nos aportan sufrimiento.
En su libro "Adictos a la Infelicidad", Martha Heineman Pieper y William J. Pieper nos proponen una fácil solución a este aparente sinsentido: suponemos que los comportamientos que nos hacen infelices nos resultan provechosos porque de niños asumimos, vivimos o aprendimos que era una manera de ser que nos proporcionaba felicidad. Un ejemplo bastante gráfico es el del adulto que sufre por su perfeccionismo. ¿Por qué identifica esta neurosis con felicidad? Porque de niño -tal es el ejemplo, que no la explicación universal- aprendió que obtener cada vez mejores resultados era la única manera de recibir cariño y respeto de sus padres y no obtenerlos significaba desprecio y frialdad.
El corolario de todos estos comportamientos es que hay unos conflictos que nos llevaron a identificar sufrimiento con felicidad.




lunes, 15 de julio de 2013

El fuego que nos quema es lo que nos llama a cambiar.

Buda dijo en la parábola de la casa en llamas que a aquel al que no le queme la vida tanto como para querer saltar y cambiarse de sitio, él no tiene nada que decirle.
El compromiso con nuestro cambio nace del propio dolor que nos impulsa a salir y , en definitiva, abandonar el lugar donde estamos, nuestra zona de confianza. Y he ahí donde radica el primer obstáculo: tenemos que sentir tal necesidad de querer salir de nuestra zona de confianza, salir de la casa que arde -aunque sea lo que mejor conocemos-, que no nos importe abandonarla.
Como dijo el dúo Dead Can Dance, "y aquí seguimos nosotros, doblegados por el miedo a volar". Ese dolor, no debe cabernos duda, nos aporta algún tipo de beneficio. Quizás no sea otro que el más obvio y primario: es lo que conocemos, nuestra atalaya, el techo que nos defiende.