domingo, 4 de marzo de 2018

Forjar nuevos hábitos.

Charles Duhigg en su libro "The Power of Habit"nos expone los últimos avances en neurociencia cognitiva sobre qué es un hábito, cómo y por qué funciona.

Para comprender cómo se forman los hábitos baste narrar un ejemplo bien sencillo:
Se coloca una rata en un laberinto en el que se sitúa un trozo de chocolate y se registra su actividad cerebral. Se observa que las primeras veces es alta (está consciente) pero, conforme va practicando esa actividad, solo se mantiene alta al principio de la búsqueda y al final (al encontrar la recompensa). El resto del camino lo hace casi sin pensar. Se ha formado un hábito.


En el hábito el córtex prefrontal (voluntad, decisión) está inactivo, mientras que los ganglios basales, en el cerebro primitivo, se activan. Se trata, por tanto, de una actividad subconsciente. Es un mecanismo, por tanto, evolutivo que cumple una función esencial: eficiencia; esto es, obtener resultados con bajo coste.



El hábito se activa con determinados desencadenantes y busca una recompensa concreta (una satisfacción o una pequeña victoria). No obstante, hay un elemento fundamental en la formación y permanencia de determinados hábitos: LA CREENCIA y, en algunos casos, la pertenencia a una comunidad.
La conclusión parece sencilla: si mantenemos el desencadenante y la recompensa y alteramos la rutina habremos creado un nuevo hábito, más constructivo -posiblemente- que el previo.

La forma de afrontar el trabajo con los hábitos es muy variada pero, por su mecánica básica, los mini-hábitos pueden ser un técnica muy efectiva de implementación.
En efecto, en su libro " Mini Habits: Smaller Habits, Bigger Results", Stephen Guise plantea que realizar pequeños pasos con una baja fuerza de voluntad implica que se consiguen añadir conductas positivas. Y esto es un punto interesante, porque se expone que a mayor fuerza de voluntad menor motivación, es decir, un hábito se hace sin requerir ninguna motivación, la cual resulta así poco digna de confianza para generar nuevos comportamientos.
Así hacer un poco cada día, en una cantidad tan nimia que no exige ningún esfuerzo, crea el hábito que buscamos. Por ejemplo una flexión diaria no es gran cosa, pero hecho durante un tiempo que depende de cada persona, la convierte en un hábito que crece de forma exponencial.
Por ello los mini-hábitos aumentan la plena conciencia (mindfulness) y la fuerza de voluntad.
En todo caso es necesario pensar de forma pequeña y evitar las altas expectativas.

En el contexto del blog es importante remarcar que el trabajo con la reprogramación subconsciente ya genera la creencia que se mencionaba anteriormente, y el hecho de hacer un trabajo de pequeñas afirmaciones, por ejemplo, algunas veces al día, multiplica su efecto.


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