domingo, 30 de noviembre de 2014

El método como ejercicio meditativo.

En una anterior entrada quedó explicado qué es la meditación (en concreto la meditación zen) y a este respecto el método expuesto en el blog puede resultar de utilidad.
Adquiriremos la postura adecuada, solicitaremos permiso al subconsciente para que no vea esta actividad como una intromisión, y experimentaremos el espacio entre las cadenas de pensamientos -pudiendo tratar de alargar dicho espacio-, el agotamiento de dicha cadena y la posterior quietud, concentrarnos en la respiración o el latido del corazón, etc. Todo ello, por supuesto, sin forzar la mente, sintiendo serenidad.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Esperarlo todo

Henry Ford dijo que tanto si crees que puedes como si no, tienes razón. Es una verdad que se conoce bien, por ejemplo, en Ciencias de la Educación, cuando se demuestra que la expectativa sobre el maestro condiciona significativamente el aprendizaje. Del mismo modo, la expectativa sobre una terapia, un terapeuta o una técnica influye directa y muy significativamente en el resultado, más allá, incluso, de su propia efectividad.
En este sentido, crearnos una expectativa de la vida no nos va a ayudar a modificarla directamente, pero sí a interactuar con ella y enfocarla de la manera más sana posible.

domingo, 16 de noviembre de 2014

La raíz.

Independientemente de creencias o puntos de vista, el ser humano está indisociablemente unido a la Tierra y el resto del Universo. La práctica, con su efecto optimizador, armonizador y relajante, nos beneficia a la hora de aclarar la mente y quizás descubrir o entrever dicho vínculo. Esto puede haber sido una de las motivaciones primigenias de acceder al método (a este o a cualquiera): la necesidad de vencer la alienación que es considerarnos un ente absoluto y separado.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Solo tranquilidad.

Se ha expuesto en el blog que, aparte de reformular nuestro subconsciente y reforzar estos cambios, este método nos puede resultar útil para otros propósitos. Entre ellos está la mera relajación. Para ello no tendríamos más que sustituir los propósitos por fórmulas mántricas que nos relajen ("tranquilidad, estoy bien, serenidad, cielo claro..."). Esto nos puede resultar de ayuda cuando hayamos modificado y reforzado y no tengamos un objetivo claro a la vista o como ayuda en momentos particularmente exigentes.

domingo, 2 de noviembre de 2014

La verdadera autoayuda.

Muchos gurús de la autoayuda, quizás con un impulso megalomaníaco y egotista, exportan su punto de vista, terapia o técnica de orientación al gran público creando finalmente una dependencia a partir de la seducción al espectador, cliente o lector. A la postre se pica y se compra el vídeo, libro o se asiste al curso o taller con un enorme desembolso y un refuerzo de nuestra heteronomía directamente proporcional al menoscabo de nuestro sentido común y nuestra autenticidad.
Debemos ser nosotros quienes, a partir de unos pasos que puedan ayudarnos en un determinado periodo, encontremos qué necesitamos y el rumbo a tomar en nuestra vida.