viernes, 14 de febrero de 2020

La sana indiferencia

Es evidente que uno de los pilares de nuestra humanidad es la empatía y la socialización. Pero, como vimos, la sociedad ejerce determinadas estratagemas de dominación sobre el individuo. Nuestro carácter gregario, tan propio de los mamíferos, nos lleva a una inercia que a veces es irracional e, incluso, autodestructiva. En este sentido, asumir la opinión ajena, y su código axiológico (más allá de nuestros valores y consideraciones propios y los comunes a la especie humana e, incluso, a todos los seres vivos),  y acarrear las expectativas del otro y los comandos sociales nos hace, como ya quedó expuesto en el blog, esclavos.



Nuestros mecanismos subconscientes nos dominan muchas veces. Y en este sentido, cuando se afirma que algo nos da igual probablemente sea verdad desde un punto de vista consciente. Ahí radica el sentido de la emancipación social: saber qué cosas necesitamos para vivir o ser felices y cuáles no. La reprogramación del subconsciente nos ayuda en tal tarea, puesto que bien dirigida y reforzada por hábitos y actitudes, nos permitirá ser seres empáticos también con nosotros mismos.