domingo, 10 de agosto de 2014

"Te quiero por cómo me imagino que eres"

Nuevamente recurro a un cartel publicado en la página www.desmotivaciones.es para introducir un nuevo paso en el blog.



Los enamoramientos nos enfrentan a dos abismos de felicidad: el descubrimiento, encuentro y dicha en el otro y el descubrir, reconocer y contemplar en nosotros sentimientos de gran profundidad, que -en muchos casos- cambian nuestra vida.
Es en el segundo de los abismos en el que quisiera asomarme en esta entrada. Parte del enamoramiento, particularmente al comienzo, es recrear dentro de nosotros a esa persona, a partir del obvio descubrimiento de la misma. Es reconocer esos sentimientos un hecho de gran importancia, porque -como indica el célebre monje budista zen Thich Hanh Nanh en su libro "La Esencia del Amor"- es ver algo de nosotros mismos, una belleza que está en nuestro interior. Contemplar esos profundos sentimientos, con su belleza y nobleza, nos ayudan a valorarnos y a descubrir algo rotundamente luminoso en nosotros.


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