sábado, 3 de enero de 2015

El crecimiento: un camino sin meta.

El ser humano está abierto toda la vida al aprendizaje, a su perfección y construcción, no está hecho y se debe recrear. Ese camino es la vida y realmente es necesario asumir al empezar a trabajar en nosotros mismos que, aunque las mejoras sean progresivas y significativas, siempre estamos creciendo y construyéndonos, y que dicha labor nos mejora en ese flujo natural para toda la vida. Por ello, la estabilidad no debe ser entendida como un estado de madurez permanente, en el que estar toda la vida, sino una consciencia de un avance perfectivo constante, adaptado, en el que todos los obstáculos propios y los sufrimientos generados por nuestra programación han sido superados.

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