Es una frase atribuida a Buda. El dolor es consustancial a toda forma de vida, ya sea físico o emocional. Cabe, por tanto, entender el sufrimiento como nuestra opción ante nuestro entorno, nuestra actitud hacia las cosas.
Cuando se sufre se da por cierto que no existe otro camino que ése. Pero siempre hay alternativas.
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