Nuestras creencias se muestran en todo nuestro ser: nuestros pensamientos en general, opiniones, sensaciones... Es desde un punto de vista integral desde el que tenemos que enfocar la sanación o la mejora. Incluso si enfocamos tal cometido desde una perspectiva, digamos, mental no podemos obviar que lo que grosso modo llamamos yo es la punta del iceberg y que sólo en lo consciente, donde está la atención, no podemos solventar estos problemas.
Abundan de un tiempo a esta parte muchos libros de autoayuda que focalizan la mejora desde el consciente. Un ejemplo de la perspectiva que muchos de estos libros tienen puede ser el lema tan manido de "piensa en positivo". Realmente, la idea es que el consciente obligue a todo nuestro ser a ser positivo, ignorando el inconsciente, las sensaciones, etcétera.
Pensemos en una persona que tiene miedo a hablar en público porque sus padres le conminaban a ser silencioso. El mensaje que queda en el niño es que es malo hablar en público e identifica satisfacción con guardar silencio. Ahora tiene que enfrentarse a una exposición oral y no cesa de insistirse, de modo consciente, en ser positivo, a base de repetir conscientemente lemas en tal sentido. A la hora de enfrentarse al auditorio la cascada de pensamientos automáticos (incoscientes) y sensaciones concomitantes le hace sufrir sobremanera y seguramente boicotearán su exposición.
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