El trabajo con los propósitos -que ha sido uno de los hilos conductores del blog- es esencial para la reprogramación del subconsciente, pero las perspectivas para ellos varían sustantivamente. Mientras el coueísmo y el entrenamiento autógeno, por extensión, abogan por una constancia en el trabajo con los mismos, el Psych-k insiste en que un balance es suficiente para que queden integrados en el subconsciente.
En cualquier caso, los propósitos se deben trabajar hasta obtener una integración efectiva en el subconsciente. Ello implica, obviamente, formularlos en un estado próximo a la duermevela (ondas theta), de forma adecuada y con una constancia que cree una automatización. El límite para trabajar un propósito lo marca la experiencia de la persona, y su integración puede verificarse de dos formas:
1. Cambio definitivo en nuestro pensamiento, conducta y/o visión de los demás.
2. Testar la nueva creencia al modo expuesto en la entrada referida al Psych-k.
Es conveniente comenzar a trabajar los propósitos partiendo con los positivos -definir en presente y sin negaciones- y, cuando haya un elenco suficiente, echar mano -si se considera necesario- de los negativos, siempre que se refuerce simultáneamente lo positivo.
Conforme se obtengan resultados es conveniente formular propósitos de refuerzo de todo lo alcanzado.
El camino de crecimiento que se inicia con la consecución de propósitos abre las puertas al trabajo con otros nuevos referidos, con cierta frecuencia, a aspectos de nuestra personalidad en los que no habíamos reparado previamente.
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