1. Postura: sentados sobre el periné con la espalda erguida y sin forzar. Hombros relajados. Alternativa: recostados con un cojín bajo las rodillas que pueda corregir cualquier anteversión pélvica.
2. Extremidades: manos entrelazadas o unidas como en meditación Zen. Pies entrelazados. Podemos realizar un autotest como en el Psych-k para averiguar qué pierna cruzamos por delante de la otra.
3. Ojos: cerrados o entrecerrados mirando hacia abajo mirando en blanco a un punto unos 30-40 cm bajo nuestra barbilla
4. Entrada: nos fijamos un poco en nuestra respiración y solicitamos permiso al subconsciente. Si vemos que necesitamos solicitarlo de nuevo lo podemos hacer. Cuando notemos que nos lo da -está receptivo y no opuesto - empezamos a recitar el propósito.
5. Propósito : lo repetimos durante unos minutos. No importa si la mente divaga; volvemos al propósito otra vez. Cuando notemos una sensación de integración ( a través de las vías explicadas en la entrada de la PNL) pasamos a la siguiente fase. Si vemos que con el paso del tiempo no llega nos podemos detener unos segundo y reiniciarlo.
6. Integrar el propósito: nos quedamos unos pocos segundos observando la sensación, imagen o sonido resultante y cruzamos las manos, palma sobre palma, a la altura del pecho y observamos unos segundos esa sensación. Damos gracias a nuestro subconsciente.
7. Frecuencia del propósito: parece aconsejable que, al menos, se trabaje el propósito dos o tres sesiones.
8. Cuándo realizar la sesión: se debe hacer, al menos, una vez al día. La hora depende de cada cuál. Hasta una hora después de levantarnos es aconsejable puesto que estamos descansados, tranquilos y receptivos. Una vez conseguido el trabajo debemos seguir practicando diariamente para personalizar el método y adquirir soltura.
9. Finalizar con el propósito: como ya se indicó anteriormente, cuando lo sintamos como real o testando la creencia como se hace en Psych-k.
10. Conforme se vayan consiguiendo propósitos es necesario realizar algunas sesiones continuadas para profundizar las creencias y/o extenderlas a toda la estructura de la personalidad.
11. Otras utilidades: meditar en torno a mantras o las propias percepciones.
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