Siempre me impactó porque en ella, de forma dramatizada, se ve algo tan cotidiano como maravilloso: la capacidad de la vida de surgir en ambientes hostiles y degradados, como el entorno urbano.
Hay mucho más en esa visión que la voluntad decidida de la vida. En los eriales más agresivos y yermos siempre hay una posibilidad de vida, en las peores circunstancias siempre hay esperanza, en nuestros peores momentos siempre late la vida y, a fin de cuentas, la Vida es a quien realmente pertenecemos.
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