A la hora de enfrentar nuestra vida tenemos, de inicio, dos opciones: asumir la responsabilidad de la misma o ponerla en manos de otro. Generalmente esto entronca con la personalidad y el grado de determinismo que ello implica - nunca definitivo-. Pero, siempre hay una alternativa, una oportunidad de tomar las riendas. Si dejamos nuestra mejora en manos de otro es obvio que no avanzaremos, puesto que estamos colgados a él, aun considerando que dicha persona -más allá de una ayuda puntual- busca nuestra autonomía. Si nuestra perspectiva es pasiva, expectante y basada en la inercia, es difícil avanzar. Este problema se agrava aún más si recurrimos de forma irresponsable y dependiente al uso de fármacos.Cuando queremos usar cualquier método fiable que nos lleve a crecer no podemos ponernos en manos de otro más que para dar el primer paso. A partir de ahí debemos comprometernos diariamente con dicho camino hasta llegar a las más altas metas. Podemos echar mano de una rutina, de que alguien de nuestro entorno sepa que estamos comprometidos con ello o incluso -al comienzo- asociarlo a una actividad placentera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario