Cambiar una afirmación conlleva la modificación de una creencia y por tanto desencadena diferentes pensamientos automáticos y nuevas interacciones. Con todo, no debe perderse de vista que las afirmaciones están sistémicamente vinculadas entre sí, creando un todo que, a través de la autoafirmación, se sostiene pertinaz a sí mismo. Por ello, cuando reprogramamos una creencia nos sentimos liberados y se nos abre la puerta a otras creencias que interactuaban con la anterior.
Por ejemplo: una persona reprograma la creencia de la necesidad de fumar y, una vez hecho, descubre que asocia esto a situaciones concretas de ansiedad. Reprogramada la creencia a este respecto se puede encontrar con otras de cierta profundidad.
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