La expresión castellana "sostenella y no enmendalla", o "sostenerla y no enmendarla", hace alusión a una actividad propia de nuestra mente: la disonancia cognitiva. En pocas palabras, se trata de que existen creencias que se conectan a nuestro sentido identitario y, cuando son cuestionadas por la realidad, la amígdala se activa, generando una respuesta defensiva y recalcitrante.
Un interesante experimento en este sentido se llevó a cabo con negacionistas del cambio climático. Una vez expuestos decenas de argumentos y pruebas que refutaban sus creencias, estos eran aún más negacionistas.
Nuestras creencias van construyendo una visión de la realidad que rechaza todo aquello que, aun esporádicamente, la pone en entredicho y obvia su propia falibilidad. Escucharnos expresar nuestra visión del mundo no es tanto una descripción del mundo como una descripción de nuestro mundo.