¿Qué queda de nosotros pasados unos años? Obviamente hay un parecido entre lo que somos y lo que fuimos: físico, de identidad corporal, de recuerdos, de enlace entre identidades vividas y presente y de conciencia no verbal. No obstante, nuestro cuerpo no es el mismo, nuestras células mudan a cada instante, lo que llamo "yo" ha cambiado, las experiencias nos mutan, los recuerdos son vividos/reconstruidos de otra forma y, por ende, el mundo ya no es el mismo.
Es, en el momento de tomar conciencia de todo ello, cuando surge la necesidad imperiosa de orientar nuestra vida según lo que sentimos muy hondo y nuestros valores. Determinar a dónde nos dirigimos nos ayudará a cambiar todo nuestro ser y, como consecuencia, el mundo vivido, experimentado y categorizado. Renacer, resucitar o reencarnar.
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