Un ejemplo puede ser hablar en público. Debemos ver cuándo sucede, qué se siente (agobio, miedo...), qué pensamos (voy a fallar, se van a reír de mí...) y/o qué nos gustaría sentir (me gustaría confiar en mis posibilidades...). A partir de ahí formulamos unos propósitos (cuando hablo en público estoy tranquilo y seguro, soy resuelto y capaz, transmito con facilidad mis ideas...) y los trabajamos según lo expuesto anteriormente.
domingo, 20 de abril de 2014
El obstáculo es la senda.
Así reza un dicho Zen, que podemos contextualizar -en los parámetros del blog- a la hora de formular propósitos. En efecto, en nuestra vida cotidiana encontramos, según las circunstancias o nuestra actitud, un obstáculo (molestia, agobio...). Esto constituye una llamada de atención. Debemos ver qué ocurre, cuándo, qué sentimos, por qué, qué nos gustaría ser o sentir y formularnos el propósito conforme a lo que ha estado siendo expuesto en el blog.
domingo, 13 de abril de 2014
De renacimientos, resurrecciones y reencarnaciones.
¿Qué queda de nosotros pasados unos años? Obviamente hay un parecido entre lo que somos y lo que fuimos: físico, de identidad corporal, de recuerdos, de enlace entre identidades vividas y presente y de conciencia no verbal. No obstante, nuestro cuerpo no es el mismo, nuestras células mudan a cada instante, lo que llamo "yo" ha cambiado, las experiencias nos mutan, los recuerdos son vividos/reconstruidos de otra forma y, por ende, el mundo ya no es el mismo.
Es, en el momento de tomar conciencia de todo ello, cuando surge la necesidad imperiosa de orientar nuestra vida según lo que sentimos muy hondo y nuestros valores. Determinar a dónde nos dirigimos nos ayudará a cambiar todo nuestro ser y, como consecuencia, el mundo vivido, experimentado y categorizado. Renacer, resucitar o reencarnar.
Es, en el momento de tomar conciencia de todo ello, cuando surge la necesidad imperiosa de orientar nuestra vida según lo que sentimos muy hondo y nuestros valores. Determinar a dónde nos dirigimos nos ayudará a cambiar todo nuestro ser y, como consecuencia, el mundo vivido, experimentado y categorizado. Renacer, resucitar o reencarnar.
viernes, 11 de abril de 2014
Actuar a la carta
Se ha expuesto en el blog el hecho de que la memoria actúa de forma coral, y según ese conjunto sistémico aparecen respuestas aprendidas. Sería interesante dirimir hasta qué punto dichas respuestas son aprendidas de modelos sociales provenientes de estructuras allende la propia familia (sociedad, medios de comunicación...) El nivel de herencia colectiva se antoja alto y muchas veces nos encontramos reaccionando de una manera ajena y sin saber por qué. La capacidad de ir determinando, paso a paso, qué queremos es una labor de clarificación de valores que nos lleva a vivir según sentimos y no según la corriente en la que estamos.
domingo, 6 de abril de 2014
Obstáculos en la práctica.
A la hora de afrontar el método esbozado en líneas generales podemos encontrarnos con algunos obstáculos que, aun siendo secundarios, pueden ser considerados de cierta relevancia.
El primero de ellos hace referencia a efectos concomitantes, ya sean posturales (incomodidad, molestias...), contextuales (ruido, temperatura...) o fisiológicos (con un paralelismo a lo ya tratado en el apartado de las descargas autógenas). Ante estos óbices la respuesta es bien sencilla, puesto que -como quedó patente en la exposición de las líneas metódicas- no hay una postura única, sino una línea actitudinal que debe corresponderse con la postura, abriéndose el abanico a aquello que el practicante considere oportuno. Esto es, debe ser personalizado y nadie mejor que cada cual para hacerlo.
El segundo hace referencia a la distracción en la formulación de los propósitos, sea por perder el hilo o porque la sensación de integración tarde en aparecer. En el primero de los casos no hay mayor problema, puesto que -como ya quedó expuesto- el propósito debe ser formulado al estilo de un mantra y, por tanto, si la atención se nos va volvemos a él cuando nos demos cuenta, sin forzar de ninguna manera. En el segundo apartado, puede ser útil hacer una pequeña parada de unos segundos en la formulación del propósito, sea por descansar o por revelar la sensación de integración que puede aparecer tenuemente.
El primero de ellos hace referencia a efectos concomitantes, ya sean posturales (incomodidad, molestias...), contextuales (ruido, temperatura...) o fisiológicos (con un paralelismo a lo ya tratado en el apartado de las descargas autógenas). Ante estos óbices la respuesta es bien sencilla, puesto que -como quedó patente en la exposición de las líneas metódicas- no hay una postura única, sino una línea actitudinal que debe corresponderse con la postura, abriéndose el abanico a aquello que el practicante considere oportuno. Esto es, debe ser personalizado y nadie mejor que cada cual para hacerlo.
El segundo hace referencia a la distracción en la formulación de los propósitos, sea por perder el hilo o porque la sensación de integración tarde en aparecer. En el primero de los casos no hay mayor problema, puesto que -como ya quedó expuesto- el propósito debe ser formulado al estilo de un mantra y, por tanto, si la atención se nos va volvemos a él cuando nos demos cuenta, sin forzar de ninguna manera. En el segundo apartado, puede ser útil hacer una pequeña parada de unos segundos en la formulación del propósito, sea por descansar o por revelar la sensación de integración que puede aparecer tenuemente.
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