Cualquier problema de corte afectivo tiene una expresión física de orden complejo que se suele desarrollar de forma orquestal. Si excluimos, obviamente, problemas de etiología puramente fisiológica, nos encontramos de bruces con que cualquier problema afectivo y su expresión física arranca de nuestras creencias y con cierta frecuencia de las más profundas. Por lo tanto, cualquier terapia, consejo orientador, sugerencia o práctica que no arrance del punto de partida está destinada, en el mejor de los casos, a ser un simple -pero no por ello desechable, ni mucho menos- cuidado paliativo. Así pues, el consejo de un amigo, cónyuge, padre, abuelo, hermano o familiar cobra una importancia -frecuentemente- radical, porque parte del conocimiento que de nosostros tiene/n y, por ello, de nuestro sistema de creencias, que muchas veces se nos antoja invisible, pero que se muestra en la intimidad a través de qué decimos, cómo, cuándo y del lenguaje no verbal.
domingo, 27 de octubre de 2013
domingo, 6 de octubre de 2013
El mensaje del cuerpo.
Nuestras creencias determinan nuestra visión del mundo y se retroalimentan con nuestros actos. Todo ello se traduce en una actitud ante la vida y nosotros mismos que se revela en una actitud tónico-postural. De esta forma, excluyendo cuestiones patológicas como escoliosis, cifosis, lordosis, etc, el reconocimiento de los lugares donde se producen contracturas o malas posturas en general, puede revelarnos qué pensamientos anidan en nosotros.
Para ello basta con tensar o destensar -al modo del relajamiento diferencial o progresivo de Jacobson-zonas de nuestro cuerpo y notar el alivio que ello produce. Donde notemos más descarga es donde más contraemos los músculos. Al ser capaces, posteriormente, de destensar esa parte recibimos una doble información: la de cuándo la contraemos y la de qué notamos al contraerla y al destensarla.
Todo ello nos va a ofrecer una ayuda a la hora de determinar nuestras creencias y pensamientos automáticos.
Para ello basta con tensar o destensar -al modo del relajamiento diferencial o progresivo de Jacobson-zonas de nuestro cuerpo y notar el alivio que ello produce. Donde notemos más descarga es donde más contraemos los músculos. Al ser capaces, posteriormente, de destensar esa parte recibimos una doble información: la de cuándo la contraemos y la de qué notamos al contraerla y al destensarla.
Todo ello nos va a ofrecer una ayuda a la hora de determinar nuestras creencias y pensamientos automáticos.
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