A lo largo del blog hemos visto cómo nuestra mente define el mundo, a sí misma y a nuestra identidad. De hecho lo hace con datos insuficientes y con una capacidad limitada. Ello nos conecta con el marco ontológico en el que nos movemos, es decir, el marco de aquello que aceptamos que es en sí mismo y como verdad incontrovertible. Dirimir esto nos coloca frente a la realidad de que somos más que las ideas que sostenemos sobre las cosas y nuestra visión del mundo y nuestra identidad. De igual modo nos encara con la necesidad de definir un marco coherente racional y emocionalmente que nos lleve a ser felices.
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