Es una cita extendida y usada, con mucha razón, que en el germen de las más terribles dictaduras que ha padecido la humanidad se halla una utopía. En efecto, la utopía como algo idealizado, inalcanzable e irreal, lleva al hombre a una desconexión íntima y externa al mismo tiempo. La supeditación al ideal es antipragmático, en cuanto a inverso al mundo de las cosas. Por ello, y más si se trata del hombre colectivo y gregario -algo connatural a partes de nuestra mente-, es la simiente de la tiranía y la alienación.
En cuanto a nuestro cometido de mejora personal, y en concreto al método expuesto en el blog, el diseño de un yo ideal, al que se es proclive al disfrutar los primeros beneficios de su práctica, nos puede llevar a una insatisfacción y un profundo sentimiento de alienación y desesperación. No debemos olvidar que el método es un beneficio en sí y que es nuestro yo verdadero, el íntimo y el colectivo al mismo tiempo, el que debe marcar nuestras pautas.
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