El peso de las expectativas puede ser oneroso y hasta tóxico. Nuestros sesgos cognitivos, vías en las que nuestras creencias actúan, construyen para nosotros una realidad, a veces, paralela.
En una relación esperar algo como ideal o necesario nos lleva a la frustración y a la incapacidad de la pareja de adaptarse y reinventarse constantemente, como debemos hacer con nosotros mismos. Las renuncias y las despedidas de la vida nos llevan a varios dilemas y, uno de ellos, es despegarse de las expectativas que creamos.
Por otro lado nuestra mente busca confirmar creencias de forma constante y ello nos lleva a otro punto sobre este tema: crear expectativas positivas sobre nosotros y el mundo. Y en realidad ello está conectado con lo recientemente expuesto: crear expectativas positivas y adaptativas que nos permitan, en todo momento, vivir de la mejor forma posible.