La Terapia de Compromiso y Aceptación está inserta en la corriente cognitiva de tercera generación. Su fundamento es la defusión o separación de lo que podríamos llamar en general pensamientos automáticos. Nos desidentificamos de ellos aunque los padezcamos. A partir de ahí, y tras un trabajo de clarificación de valores y compromiso con los mismos, marcamos un rumbo hacia el que dirigirnos a pesar de llevar un lastre del que nos hemos despegado.
El planteamiento de base es la imposibilidad de cambiar esos pensamientos, sensaciones o imágenes automáticos. Ante ello solo podemos gestionarlos y gestionarnos. El problema es que esos mensajes son altamente dañinos y pueden estar presentes muchísimo tiempo.
Buscar cómo cambiar este repertorio de mensajes es intentar salir de un laberinto en vez de acatar resignadamente un dolor crónico, y es en esa resistencia donde encontramos la reprogramación del subconsciente.