El ser humano es un tangram en el que es necesario encajar todas las piezas para formar la figura de quién somos en verdad y de cómo nos adaptamos a la realidad siempre cambiante. No todas las piezas tienen el mismo tamaño, evidentemente, pero por sí mismas no conforman o revelan el dibujo.
El subconsciente es capital, pero también el consciente, el cuerpo, los hábitos, la alimentación, la vida misma, lo espiritual o el entorno.