Somos razón y emoción a la hora de vivir, y lo hacemos en nosotros, el mundo, el cuerpo y la mente.
Por ello, como seres racionales, nos enfrentamos al imperativo biológico de tratar de encontrar patrones, respuestas, guías y afirmaciones. Ello, como se ha estado viendo, reduce nuestra ansiedad, aunque comporte errores.
En Psicología se habla de los estereotipos, esto es, sacar conclusiones a partir de datos insuficientes. Es decir, con lo poco que sabemos y nuestros puntos de partida, que actuarían como axiomas, construimos un mapa del mundo que no tiene por qué corresponderse con el territorio.
Junto a todo ello nuestra conciencia (y consciencia) nos ve desde fuera. En definitiva, actúa en nosotros como un metaconocimiento.
En resumen, somos filósofos. Construimos una imagen racional del mundo en base a unos axiomas y usando unos estereotipos, y tenemos el deber de analizarnos también a nosotros mismos.
Son esos axiomas subconscientes que actúan recurrentemente en nosotros los que debemos localizar, analizar y reprogramar.