Considerando la persona en toda su complejidad como una unidad abierta, lo social adquiere un papel fundamental. Inconsciente, subconsciente, consciente y propósito interactúan en el presente y en el pasado, siendo parte del entorno natural y social.
Es la vertiente social del ser humano algo que con cierta frecuencia se suele obviar en terapias y técnicas, aunque no siempre.
La sociedad como ente es un sistema complejísimo en interacción, un ente vivo en sí mismo que cumple el dicho de la Gestalt: el todo es mayor que la suma de sus partes. Como tal tiende a la supervivencia y la consigue a través de poder perpetuarse en los individuos. Así pues los valores, cultura y estereotipos se inculcan en el subconsciente y el consciente de las personas nacidas en una sociedad a través de las agencias educativas: familia, grupos humanos, mass media, escuela... Como tal, la sociedad tiene mecanismos de defensa y uno de ellos es dominar y sojuzgar al individuo y ello entra en el subconsciente para ejecutarse como automatismo.
Por tanto, el ser humano ha de asumir esos valores, ser consciente de estos mecanismos y señas sociales para encontrar los propios.